Había olor a los cuerpos que empiezan el proceso de descomposición. El viento empezó a levantar las cabezas al cielo y a alguien se le escapó un suspiro apavorido.
Todo en ellos queria huir, los sentimientos corrían con tal rapidez de sus bocas que no había tiempo para pensar nada, para aplicar las leyes de prohibición. Todos se dieron cuenta de que ya no había ropa que les pudiera tapar, la sinceridad inundó el ambiente: no había habitación que aguantara tanto.
Todos, todos los cimientos desaparecieron cuando las realidades dudaron en ese segundo de su propia existencia y me enamoré en ese instante de la humanidad entera.
miércoles, 26 de abril de 2017
Flash.
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