Hay que desarmar dignidades, descontracturar, sonarnos los dedos agarrotados, atrevernos a dejar de lado todo eso que se ha ido transformando en ley. Hay que volver, volver a empezar cada vez, Buscar un aire nuevo en cada viejo caminar.
Sí me canse de decir que no te digo y de llamar al culpable y de evitar el ridiculo. Sí quiero ser la desprolija del paisaje, la que muestra todos los colores desparramados sin lienzo y sin verguenza. Sí me animo a jugar en una realidad menos virtual.
domingo, 23 de abril de 2017
Aprendizaje
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