No me asustes, Catherine, ya es medianoche y mi corazón se ha ido cansando.
No es momento para falsas esperanzas,
espera al comienzo de un nuevo día
y me verás escuchándote con la confianza de un niño queriendo salir a jugar al sol.
Pero aún es medianoche, Catherine.
Y tú sabes que es cuando envejezco,
cuando dejo que los recuerdos me acunen
y añoro un poco de amor.
Mañana otro día será
y como en cualquier otro amanecer
saldré preparada a darle acción a mis deseos
y creeré en un mundo nuevo,
habrá salvación, creación.
Pero déjame ahora,
solo ahora en mi punto muerto,
que quiero hundirme en las viejas emociones que se esconden en el olvido de mi sillón.
Ahora, justo ahora, no me vengas con sorpresas,
dame mi tiempo Catherine,
así estamos mejor.
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