jueves, 19 de octubre de 2017

Peine fino.

Tu cabeza,
está tan enredada
que me dejaste pasar
y me quede prendada.

Es un laberinto
oscuro
y me pierdo en el intento
siempre que quiero cruzar.

Me acerco a la ventana,
creo que estoy afuera.
Y siento tan real
el aire que toca mi cara.

Pasan los meses
y las hojas,
que caen de los árboles,
permanecen lejanas.

Entonces me doy cuenta,
palpo el vidrio con la palma,
nunca me moví,
permanecía acá plantada.

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