Tu cabeza,
está tan enredada
que me dejaste pasar
y me quede prendada.
Es un laberinto
oscuro
y me pierdo en el intento
siempre que quiero cruzar.
Me acerco a la ventana,
creo que estoy afuera.
Y siento tan real
el aire que toca mi cara.
Pasan los meses
y las hojas,
que caen de los árboles,
permanecen lejanas.
Entonces me doy cuenta,
palpo el vidrio con la palma,
nunca me moví,
permanecía acá plantada.
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