Puede que mi forma de amar lastime a tu más arraigada cultura y quiebre tus ganas de conocerme. Por el simple hecho de que no podés releerme y buscarme entre los conceptos que mamaste en una infancia televisiva y comercial, iguales a los míos, iguales a los que quiero soltar.
Podría ser que yo me pierda a mi y mis ganas de amar por el miedo a perderte a vos?
Al final alguno de los dos acabaría renunciando al amar, el poder del sedentarismo comería mis ganas de explorarte.
Tragaría tal vez mi sinceridad en un plato del restaurante donde decidiste proponerme matrimonio.
Al final, alguno acabaría renunciando al amar,
con un plan de vida en las manos, buscando un felices para siempre encerrados en la casa.
Con la excusa de aceptarnos y conservarnos
el uno para el otro.
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